Graciela: (Escogiendo pescados) Disculpe señor, pero ¿Cuánto me cobraría usted por 5 pescados?
Dueño: Por 5 pescados ... 20 cintillos.
Graciela: ¡Veinte! (sorprendida) ¿Y están frescos?
Dueño: Los más frescos del puerto.
Graciela: Muy bien, me llevo los cinco (sin voltear), Marco, ve por el queso y el pan.
Dueño: ¿Con quién habla usted?
Graciela: (voltea) ¡Ah! Ya se fue este niño, ahora tendré que ir a buscarle. (Paga por los pescados y sale)
Dueño: ¡Ja! Que día tan agradable.
Centro del mercado.
Marco: (mirando una selección de quesos) ¡Eh, disculpe! ¿Este queso es bueno?
Quesero: Es el mejor del puerto.
Marco: (Pensativo) Y ... ¿Cuánto me cuestan 400 gramos?
Quesero: 8 cintillos.
Marco: (con agrado) ¿En serio? Debo pedirle dinero a Graciela. (sale corriedo)
(Entra Graciela)
Graciela: ¿Disculpe, este queso es bueno?
Quesero: Es el mejor del puerto.
Graciela: ¿Y cuánto cuesta?
Quesero: 10 cintillos por medio kilo.
Graciela: (sorprendida) Un precio barato.
Quesero: En tiempos de guerra, todos debemos ayudarnos.
Graciela: Dígale eso al vendedor de pescados.
Freitag, 1. Mai 2009
Abonnieren
Kommentare (Atom)